La fotografía glamour, pese a lo que mucha gente suele pensar, es una forma de arte que captura la belleza y elegancia de una persona de una manera única.
A diferencia de la moda, donde la protagonista es la ropa o los complementos que se luzcan, en la fotografía glamour la principal protagonista es la modelo. Independientemente de que el posado sea más o menos provocativo, con más o menos ropa, la modelo tiene su espacio y su momento para lucir belleza y atractivo y llevarlo a un nuevo nivel.
Para realizar una sesión fotográfica de este estilo, hay una cosa fundamental, tener feeling y confianza con el fotógrafo, algo indispensable para que los trabajos salgan bien, pues lo que se necesita es que la modelo este a gusto y lo más relajada y en paz posible, de modo que no se sienta tensa ni agobiada por continuas exigencias, cambios de posado, negatividad, etc.
En mi opinión lo tengo muy claro, es mejor hacer varias fotos, aunque no valgan, para conseguir que la modelo se relaje y gane confianza, que estar siempre marcándola sin dejarla posar tranquila. Y es que cuando consigues que se suelte y se sienta libre, que se sienta poderosa e importante o que se desinhiba de todo lo demás, es cuando sacará a relucir su máxima belleza y seducción, lo que se traducirá en una fuerte dosis de autoestima y brotará la magia.
Aunque la ropa y los complementos siempre son importantes, este estilo permite también prescindir totalmente de ellos, y es que una mirada interesante, un pícaro gesto o ese atractivo natural que capta su esencia sin poderse escudar en nada, son momentos únicos e irrepetibles que vale la pena capturar e inmortalizar.
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